Hace algún tiempo, decidimos ir de viaje a
Estocolmo el último fin de semana de Abril, a visitar a Gaby, y por supuesto, a ver la ciudad. Al principio de la semana pasada, comenzamos a planear mejor el viaje, ya viendo horarios, días posibles, etc, pero poco a poco se fue viendo que ese fin de semana no era muy adecuado, porque los exámenes estaban cerca, y había gente que por presentaciones de trabajos no podía venir. Por eso, en la comida del miércoles empezamos a pensar en un cambio de la fecha del viaje. El problema era que encontrar una fecha apropiada resultaba muy difícil, sobre todo cuando sólo queda mes y medio de Erasmus, y teniendo en cuenta que hay otro viaje pendiente a
North Cape. Finalmente alguien dijo: ¿y por qué no vamos mañana? La idea, un poco precipitada al principio, comenzó a tomar forma, y tras avisar a los interesados y ver que todos estábamos de acuerdo (en un principio, Juanjo, Sergio, Neus, Lothar, Gaby, en cuya casa nos quedaríamos, y yo), reservamos los billetes. Al final, Lothar (de Alemania) se echó atrás porque había suspendido un examen, por lo que "he wasn't in the mood to celebrate".
Total, que el Jueves a las 5 de la tarde ya estábamos en el barco. Nos esperaban unas 16 horas de viaje hasta Estocolmo, adonde llegaríamos alrededor 10 de la mañana del día siguiente. En el barco pasamos el tiempo jugando a las cartas, descansando y viendo el paisaje de la costa de Finlandia (es decir, bosque, bosque y más bosque, sin mucho rastro de presencia humana), normalmente desde las ventanas del barco, porque el frío no nos dejaba salir mucho a cubierta. El camarote era para los cuatro, y era minúsculo, pero tenía buena ventilación.
El barco tenía una tienda tax-free, donde lo más interesante para comprar era alcohol, que estaba un poco más barato que en Finlandia. También había varios otros servicios, como buffet libre (del que pasamos como de la mierda, al costar 31€ el cubierto), casino, bares, restaurante de comida rápida, y discoteca. Hay que decir que estos barcos de la Viking Line hasta Estocolmo tienen muy buena fama por las fiestas que se montan por las noches, pero a mí la discoteca me pareció un truño donde sólo te podías divertir si ibas borracho hasta las trancas (no era el caso). Pero bueno, quitando la decepción de la fiesta, el viaje de ida no estuvo mal.
Ahora es el turno de algunas fotillos que hicimos desde el barco. En la primera, de izquierda a derecha, somos Neus, Sergio, yo y Julia, compañera de piso de Teresa que iba a Estocolmo por su cuenta. En la segunda foto, la puesta de sol en el Báltico, y en la tercera, otro crucero que salió justo antes que el nuestro desde el puerto de Helsinki.
Así fue como comenzó la historia de este viaje a la capital Sueca. Para más información, sigan atentos.