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viernes, 25 de abril de 2008

Estocolmo (y III): miscelánea

El idioma sueco es, al igual que el resto de idiomas escandinavos (que no el finés), bastante parecido al alemán. De hecho, si no tienes mucha idea, es imposible diferenciar uno de otro viéndolos escritos. Aun así, hablado, la cosa cambia: el sueco es mucho más suave que el alemán, y puede sonar bien incluso para cosas que no sean formar una banda de rock industrial. De hecho, en Finlandia el sueco es también idioma oficial, y a decir verdad, escrito me parecía bastante desagradable, pero hablado la cosa cambia.




Pasado el momento friki, continúo. Sobre los suecos y suecas, hay que decir que hay demasiado mito: ni todos son tan rubios, ni todos son tan guapos (por comparar, lo primero los fineses lo son mucho más, pero en lo segundo sí ganan los suecos). Por otro lado, parece que Suecia se está "sureñizando", y que la gente ya tiene más picardía que en Finlandia. Aquí es más difícil que, por ejemplo, uno que ha usado antes que tú un baño público de a euro te deje entrar sin pagar, o que el siguiente te pida que le dejes hacerlo. Ah, y por no hablar del robo que presenciamos en un McDonalds a las 2 o 3 de la madrugada, en la que alguien cogió una hamburguesa y se fue corriendo sin pagar, tan feliz, tras su gran golpe.
Sobre el dinero, en precios Suecia es a Finlandia lo mismo que Finlandia es a España: vamos, que todo es "fucking" caro. Sobre todo, impresiona lo que te gastas al salir por la noche. Por ejemplo, el alcohol fuerte lo venden por centilitros, y el precio no baja de 15 coronas/cl, lo que es casi 2 €/cl. En cuanto a la cerveza, la más barata creo que estaba a 6 € la pinta.
Los locales de fiesta del centro son, por norma general, muy pijos, pero no entramos a ninguna discoteca de esa zona porque, aunque la media de edad de los que íbamos era de más de 25 años, yo no cumplía la restricción de edad de 23-24 años (de todos es sabido que soy un yogurín, por lo que no me dejan ir de fiesta con puretas). Al final, nos fuimos a una discoteca montada en un barco, por lo que nos clavaron 120 coronas, que creo que no las merecía.

Y nada más, ya creo que he hablado lo suficiente sobre los suecos. Si queréis saber más, id mirando vuelos a Suecia en Internet.

jueves, 24 de abril de 2008

Estocolmo (II): den Stad

Gracias a que Gaby vive en Estocolmo, pudimos quedarnos en su casa para dormir tras meter 2 colchones y una colchoneta hinchable en su piso. Éste está muy bien, ya que es bastante grande para una persona, y tiene baño y cocina no compartidos. Además es muy nuevo y muy céntrico, y está al lado de una parada de metro, con lo que en 20 minutos se puede llegar a cualquier parte de la ciudad. Hablando de metro, el transporte público de Estocolmo es uno de los mejores que he visto nunca: rápido, cómodo y muy extendido por toda la ciudad. Lo único malo que tiene es que los conductores de metro no saben lo que significa frenar o acelerar suavemente.
En cuanto a la ciudad en sí, es realmente impresionante. Caminando por la isla de Gamla Stan (ciudad vieja, en sueco) y sus alrededores, se pueden ver desde edificios a cada cual más grandioso, hasta calles estrechísimas muy curiosas. También son dignas de ver las callejuelas comerciales con tiendas realmente variadas y pintorescas. Y por supuesto, lo son los grandes canales que hay entre las 14 islas sobre las que se asienta la ciudad, que se encuentran en el punto donde un lago desemboca en una entrada muy larga del mar Báltico en tierra.

Ahora, por orden: foto desde uno de los puentes que van a Gamla Stan, con el edificio del Ayuntamiento al fondo; los viajeros en la calle más estrecha de la capital sueca; y una visión semi-nocturna esta vez ya desde el Ayuntamiento.

































No me gusta hablar mal de Helsinki, por eso de ser una ciudad que me ha dado tantas oportunidades, pero hablando claro, Estocolmo le mete mil patadas como ciudad. Allí todo da sensación de cierto esplendor, lujo y grandeza, mientras que aquí todo tiene cierto regustillo cutre (supongo que porque los Fineses son más pragmáticos que los suecos, y sólo se preocupan de lo importante, y no de los detalles o las apariencias). No sé si será por la habilidad de nuestra guía o por cómo realmente es la ciudad, pero todos los lugares por donde pasábamos durante el viaje merecían la pena de ver.

Desde hace unos días, gracias a la presión de Juanjo, podéis "disfrutar" de todas las fotos del viaje en mi web de Picasa.

lunes, 14 de abril de 2008

Estocolmo (I): el viaje espontáneo

Hace algún tiempo, decidimos ir de viaje a Estocolmo el último fin de semana de Abril, a visitar a Gaby, y por supuesto, a ver la ciudad. Al principio de la semana pasada, comenzamos a planear mejor el viaje, ya viendo horarios, días posibles, etc, pero poco a poco se fue viendo que ese fin de semana no era muy adecuado, porque los exámenes estaban cerca, y había gente que por presentaciones de trabajos no podía venir. Por eso, en la comida del miércoles empezamos a pensar en un cambio de la fecha del viaje. El problema era que encontrar una fecha apropiada resultaba muy difícil, sobre todo cuando sólo queda mes y medio de Erasmus, y teniendo en cuenta que hay otro viaje pendiente a North Cape. Finalmente alguien dijo: ¿y por qué no vamos mañana? La idea, un poco precipitada al principio, comenzó a tomar forma, y tras avisar a los interesados y ver que todos estábamos de acuerdo (en un principio, Juanjo, Sergio, Neus, Lothar, Gaby, en cuya casa nos quedaríamos, y yo), reservamos los billetes. Al final, Lothar (de Alemania) se echó atrás porque había suspendido un examen, por lo que "he wasn't in the mood to celebrate".

Total, que el Jueves a las 5 de la tarde ya estábamos en el barco. Nos esperaban unas 16 horas de viaje hasta Estocolmo, adonde llegaríamos alrededor 10 de la mañana del día siguiente. En el barco pasamos el tiempo jugando a las cartas, descansando y viendo el paisaje de la costa de Finlandia (es decir, bosque, bosque y más bosque, sin mucho rastro de presencia humana), normalmente desde las ventanas del barco, porque el frío no nos dejaba salir mucho a cubierta. El camarote era para los cuatro, y era minúsculo, pero tenía buena ventilación.
El barco tenía una tienda tax-free, donde lo más interesante para comprar era alcohol, que estaba un poco más barato que en Finlandia. También había varios otros servicios, como buffet libre (del que pasamos como de la mierda, al costar 31€ el cubierto), casino, bares, restaurante de comida rápida, y discoteca. Hay que decir que estos barcos de la Viking Line hasta Estocolmo tienen muy buena fama por las fiestas que se montan por las noches, pero a mí la discoteca me pareció un truño donde sólo te podías divertir si ibas borracho hasta las trancas (no era el caso). Pero bueno, quitando la decepción de la fiesta, el viaje de ida no estuvo mal.

Ahora es el turno de algunas fotillos que hicimos desde el barco. En la primera, de izquierda a derecha, somos Neus, Sergio, yo y Julia, compañera de piso de Teresa que iba a Estocolmo por su cuenta. En la segunda foto, la puesta de sol en el Báltico, y en la tercera, otro crucero que salió justo antes que el nuestro desde el puerto de Helsinki.























































Así fue como comenzó la historia de este viaje a la capital Sueca. Para más información, sigan atentos.

domingo, 6 de abril de 2008

Mus

Tiene cojones la cosa, pero pese a los infructuosos intentos de Víctor en primero de carrera, he terminado aprendiendo a jugar al Mus en Finlandia, en mi cuarto año. Juego universitario español por excelencia, es jugado fervientemente en muchas universidades e incluso institutos de España (por lo que veo, especialmente en Madrid y Zaragoza), pero en otras zonas universitarias del país (véase Valencia) es bastante poco común. El caso es que gracias a Raúl, de Alcorcón, y a otros cuantos gurús del Mus, este juego se ha hecho muy popular entre los españoles que estamos de Erasmus en el TKK, e incluso entre algunos no tan españoles (destacan mexicanos y alemanes, aunque estos últimos no saben mentir, lo que les hace perder casi siempre). Yo me he enganchado bastante (qué raro), aunque no soy un buen jugador, y ahora todas las semanas caen varias partidas, ya sea en las sobremesas entre semana o los domingos.

Hace unos días, se tuvo la idea de hacer un campeonato de Mus en Otaniemi, al que podía apuntarse todo el que quisiera. Unas 25 personas vinieron a jugar, y estuvimos con ello desde las 6 de la tarde a las 11 de la noche. Yo perdí estrepitosamente, a lo que contribuyó que mi compañero fuera un alemán que no había jugado casi nada, pero al menos gané un "amistoso" (la escuela de Finlandia contra la escuela de España) que no puntuaba para el campeonato, y uno "oficial" al que me reenganché cuando se retiró un jugador de un equipo. El campeonato no se terminó porque la gente tenía ya ganas de irse de fiesta, pero lo importante es que lo pasamos bien, incluso los perdedores.

Por cierto, una de las cosas que más joden de jugar al mus al principio, es la jerga que se usa, desde palabras necesarias siempre (envite, órdago, mus, no mus, corrido y sin señas, juego, medias, dúplex, punto, etc), a expresiones menos comunes (zapatero, zaragozana, mus negro, solomillo, perete, etc), pasando por varias formas de decir cosas que tienen otro nombre específico (va, con la mano, habla, quiero dos, etc, etc).