
Por supuesto, nada que ver con un invierno normal en Helsinki, pero algo es algo. El frío se soporta bien siempre que no haga mucho viento, y siempre que no te quedes parado en la calle. En cualquier caso, lo mejor que ha traído esto ha sido una buena cantidad de nieve, que algunos días ha llegado a unos 30 cm de espesor, combinada con muchos días soleados. Es impresionante cuando se mezclan las dos cosas, porque acostumbrado a una Finlandia oscura y triste, cuando hay Sol y nieve todo parece brillar. De alguna forma esos días me ponen contento, y me inyectan mucho optimismo. A los fineses les ocurre algo parecido, creo yo; de hecho, si vas a comprar al supermercado un día de esos, la cajera puede que incluso ¡te sonría!.


Por cierto, que estos días se ha probado la efectividad de los neumáticos fineses: el tráfico circula casi con toda normalidad aunque haya una capa de nieve o hielo en las carreteras. Sólo cuando los autobuses frenaban en las paradas perdían un poco el control, alguno de ellos comiéndose el adoquín.
Y nada más por ahora. Después de casi un mes sin escribir, espero poder poner próximamente a mis asiduos lectores al día con las cosas que han ocurrido por aquí las últimas semanas, especialmente, la visita de parte de la family.